He vuelto.
lunes, diciembre 29, 2008
Gris
Café, tostadas
con un chorrito de aceite
y sal, sobras de anoche
aderezadas con 600 mg
de ibuprofeno para
las agujas del lóbulo frontal.
Hace frío, llueve afuera,
hoy va a ser un día gris;
gris como el silencio que
sólo se rompe con el tintineo
de la cuchara en la tacita blanca.
Es afilado, y atraviesa el córtex
como si fuera mantequilla:
otra herida que tardará en cerrar.
Saca el badajo de la campana con cuidado
y lo deja sobre el plato,
donde corresponde,
donde no rompe el orden;
no sea que el caos le recuerde
que una de las dos sillas
sigue vacía, como ayer,
como antesdeayer,
como desde cuando dijo:
"¡eres tan gris como un día de lluvia,
no lo soporto más, necesito sol!"
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Foto robada de aquí
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2 comentarios:
Un día de lluvia gris, no es mala comparación, a mi no me desagradaría que me dijeran algo así, claro que aquí la rara siempre soy yo (aunque sabes que competimos por el puesto fervientemente tu y yo)
Aunque no lo dije ayer cuando lo leí, lo digo hoy que te dejo el comentario: ¡¡¡No me hables de cafes y tostadas cuando estoy jarta de hambre por las mañanas y no tengo nada en la nevera!!!
Weah!
Ser gris no es algo de lo que enorgullecerse... créeme. Implica matar demasiadas cosas.
Y ahora voy a desayunar ;) Café con tostadas, o un bocata, no sé, ¿qué me aconsejas?
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