He vuelto.

domingo, mayo 22, 2011

Me manifiesto

Antes de todo gracias por perder tu tiempo leyendo las ideas de este ser anónimo, de un ciudadano más que ha decidido exponer su opinión y su punto de vista sin ser nadie, tan solo dejando que las palabras se constituyan por sí mismas sin tener detrás un partido, un parlamento o una asociación que las respalde o las inspiren. Mis palabras son puramente personales y no quieren representar a nadie salvo a mí mismo, su único fin es unirse a la reverberación de ideas que estamos viviendo actualmente y forme parte de la sinfonía auténticamente democrática de este proceso, el primero de estas características que he vivido y del que puedo formar parte.
Mi manifiesto tiene un carácter de mínimos, ya que no pretende desarrollar mi ideario político ampliamente, sino marcar las pautas más comunes que son necesarias para poder llegar hasta él, porque nos encontramos en una situación social tan enfermiza que es imposible instaurar una política social real sin tener que aplicar antes estas medidas básicas. Porque son eso, básicas, y es vergonzoso que sea ahora, tras once años del siglo XXI, cuando nosotros, los ciudadanos, gente normal y corriente que aspira a tener una vida digna y feliz tengamos que movilizarnos y repetir las luchas que empezaron hace siglos y cuyas victorias a base de sangre y fuego el enemigo está destruyendo.
Hemos vuelto al pasado, estamos viajando a marchas forzadas al siglo XIX, olvidando huelgas, manifestaciones, luchas, guerras. Hemos vuelto al camino de la esclavitud, y por eso estamos aquí, para evitar este proceso degenerativo antes de que sea demasiado tarde. El enemigo es muy poderoso, pero ¿quién es este enemigo?
Todos los conocemos.
Son los mismos que dicen que la dicotomía izquierda-derecha, la misma que se forjó en las asambleas de la Revolución Francesa, ha pasado a la historia. Son los mismos que dicen que hasta la misma historia ha acabado, declarando con ello que habían triunfado y nadie podía hacerles frente tras la caída del gran fantasma del este, la Unión Soviética.
No, no acabó, y tampoco han muerto las izquierdas y las derechas, sin embargo sí queda fuera del alcance de este manifiesto. No porque no quiera tratar este tema, sino porque lo que está en juego es algo más radical, más necesario: estamos en la calle para vencer la aparentemente inamovible separación entre arriba y abajo, entre las clases dominantes que nos llevan sacando la sangre desde hace miles de años y el pueblo, nosotros, que somos utilizados como fuente de ingresos y mercado objetivo a quien estafar y engañar todos los días de nuestra miserable vida, desde que nacemos hasta que morimos.
Porque sí, vivimos en un engaño que se forma antes de nacer, pues tan solo por nuestros apellidos, los de nuestros padres, ya adquirimos una etiqueta que nos acompañará toda la vida y que nos llevará, primero, a cursar una educación orientada hacia la ignorancia y a la sumisión; tras ella dos opciones: engrosar las colas del paro o pasar a ser un esclavo del gran capital que se enriquece con el sudor de nuestra frente mintiéndonos con que tenemos que ganarnos la vida en vez de decirnos directamente que consumamos sus productos, que movamos como hámsters la rueda de la codicia que nutre sus lujos y sus caprichos. Y cuando la vejez enlentezca nuestros dedos despreciarnos a una cada vez más tardía jubilación como deshechos inútiles que se pudren en vertederos.
Por eso:
Elevo mi voz contra los banqueros que gobiernan el dinero y especulan con nuestra vida.
Elevo mi voz contra los falsos políticos que forman la gran mascarada democrática.
Elevo mi voz contra los medios de información que nos mienten y tratan como idiotas.
Elevo mi voz contra los empresarios que nos tratan como simples recursos humanos en vez de como personas.
Elevo mi voz contra los ciudadanos que se unen a ellos para medrar y engañar a sus conciudadanos.
Elevo mi voz contra los bufones y payasos que nos distraen, uniéndose a la gran mentira social y que a cambio de un hipócrita bienestar ejercen de falsos profetas de las religiones de la ignorancia y la futilidad.
Son ellos los que están arriba, unos más, otros más abajo; pero todos nos utilizan para sus propios fines y de nosotros obtienen su beneficio, por nosotros son quienes son y por nosotros pueden seguir engañándonos porque se lo permitimos. Hasta ahora. Por eso me manifiesto, por eso salgo a la calle y me uno a los miles de ciudadanos que pedimos que se nos respete, que se nos deje de tratar como tontos y que se nos escuche porque tenemos voz, tenemos el mismo derecho que ellos a decidir nuestras vidas y organizar nuestro futuro, y no depender de la voluntad de un minúsculo grupo que vive completamente aislado de la realidad, en sus mansiones y palacios rodeados de ejércitos de matones a sueldo.
Son poderosos, son ricos y nos tienen rodeados, sin embargo nosotros somos más y tenemos de nuestro lado algo de lo que ellos carecen: nosotros somos la energía que mueve su mundo y tenemos la voluntad y la verdad de nuestro lado; nuestra voz es diáfana y está dispuesta a hacerse escuchar.
¿Por qué todo esto? ¿Por qué estoy alzando mi voz?
Es sencillo, estoy harto, estoy indignado y por ello participo en las protestas y manifestaciones, y quiero unir mi granito de arena a la montaña de voluntad que está surgiendo en las plazas de las ciudades más importantes del estado. Por eso estoy creando este texto, por eso estoy organizando mis palabras e ideas, y por eso manifiesto que:
  • Todos los ciudadanos somos iguales, tenemos los mismos derechos y deberes.
  • La dignidad es inherente a nuestra condición de ciudadano, nadie está por encima o por debajo de nadie: la estafa y el engaño deben ser duramente perseguidos.
  • La verdad, el conocimiento y la ciencia son claves para el progreso y la civilización, todos tenemos derecho a utilizar los descubrimientos ajenos como propios y la obligación de compartir nuestras capacidades y logros con los demás ciudadanos.
  • Sin las necesidades básicas cubiertas es imposible participar en el juego democrático con libertad, por ello considero que todos los ciudadanos tenemos el derecho a la educación, a la sanidad, a la vivienda y a una vida dignas.
  • Cualquier democracia que se precie no puede estar dirigida por un jefe de estado cuyo título es transferido de carácter hereditario o organizada en torno a un sistema que no respete la separación de poderes y cuyos representantes sean elegidos en listas cerradas.
  • Cualquier democracia que se precie no puede dar más valor a determinadas opiniones con respecto a otras, tanto en el ejercicio del voto como en las asambleas o actos parlamentarios.
  • La democracia, para ser legítima, ha de ser participativa, estructurando para ello la ciudadanía en asambleas por circunscripciones y que cualquiera pueda participar en ellas.
  • Es necesario que los medios de comunicación sean libres y que no estén sometidos a ningún tipo de censura, ya sea estatal, empresarial o interna.
  • Es necesario que los medios de comunicación de masas respeten la pluralidad de la ciudadanía y no manipulen y falseen la realidad para obtener un mayor beneficio económico.
  • Es necesario que Internet sea público y de libre acceso, como nuevo medio de comunicación donde los ciudadanos puedan expresar libremente sus opiniones sin existir control ni censura alguna.
  • Es necesario la persecución de la estafa y el fraude porque atenta contra todos los ciudadanos, anulando la prescriptibilidad de dichos delitos y obligar al reintegro íntegro del capital estafado, sobre todo en el sector público.
  • Es necesaria la eliminación de la excesiva carga burocrática del estado, que lo único que hace es alimentar estómagos agradecidos y provocar un malgasto de energía necesaria en otros sectores más importantes, como la educación o la sanidad.
  • Es necesaria una potenciación y dignificación de la educación, poniendo a personal cualificado en los puestos docentes en vez de dejar que el enchufismo y la mediocridad destruyan el futuro de las generaciones venideras.
  • Es necesaria una sanidad digna, pública y libre, protegida de las garras de un gran capital dispuesto a jugar con la vida de los ciudadanos para incrementar sus ya de por sí vergonzosos beneficios.
  • Es necesaria la supervisión estatal del suelo y la vivienda, ajustando los precios al valor real y potenciando el mercado de alquiler, junto con una reforma profunda del crédito hipotecario que impida la especulación con los bienes básicos.
  • Es necesario limitar los salarios con respecto al salario mínimo y al salario medio porque no hay ningún trabajo más digno que otro, y la dignidad del mismo reside en el orgullo de saber que se ha realizado un trabajo bien hecho, no en la cantidad de ceros que tiene la cuenta corriente.
Considero estos puntos básicos como los mínimos para poder construir sobre ellos una democracia donde todos los ciudadanos podamos participar en igualdad de condiciones. Sin ellos no veo posible una sociedad más justa y digna, donde se nos respete por lo que somos, y no por cuanto tenemos, cuanto podemos generar o cuanto nos pueden robar. Sé, también, que se trata de mi opinión personal, estoy dispuesto a discutir y conversar acerca de estos temas con cualquiera que quiera hacerlo y no intente imponer sus ideas por la fuerza.

Opina y difunde.

Gracias por leerme.

5 comentarios:

Ina dijo...

Apoyo la moción :P

Un saludo

vicente dijo...

¡A las barricadas!

Isa dijo...

Totalmente de acuerdo. Difundo.

vicente dijo...

¡Gracias joven!

Yhadax dijo...

:)

plas, plas, plas