He vuelto.

miércoles, julio 30, 2008

Equisporciento


Pánico en las tiendas.

Precios por los suelos,

montañas de ropa

eclipsando los halógenos.

Limas de uñas

desgastadas

junto a dependientas vestidas

de telarañas.

Treintaporcientos,

cincuentaporcientos (lo que viene

a ser un

dosporuno)

sesentaporcientos,

sesentaynueve:

ni las putas se resisten

a bajar precios.

martes, julio 29, 2008

A su imagen y semejanza


Soy un hombre afortunado:

estoy vivo.

Estoy entero.

Y tengo

capacidad de

C R E A R.

Me basta con cerrar los ojos

y ver.



que todo

es real:

Pilar Rubio viviendo

en mi boca.

La Revolución triunfando

en el globo.

Mi voz aullando

en el Quilmes Rock.

---------------->estadio del River Plate, Bs. As.

Estanterías repletas

de libros

con mi alma ocupando el lugar

que corresponde

a los más perfectos versos.

Y

lo

más

importante:

una cervecita bien fría.

lunes, julio 28, 2008

Anuncios por palabras: Visillera


Clara siempre fue una mujer de gustos inquietos. Su pasión era ir siempre a la moda, cambiando constantemente de estilo, refinándolo hasta extraer la máxima perfección posible y, una vez agotado, reinventase a sí misma. Quizá un corte de pelo extravagante, al gusto de París, o una atrevida combinación de colores. Muchos años, desde los quince, habían transcurrido desde que decidió ser la más perfecta entre las perfectas señoritas de la ciudad, convirtiéndose en líder de sus amigas y pesadilla de sus padres que con dificultad cuadraban las cuentas. Por suerte para ella era muy hermosa, y no tuvo dificultad en encontrar trabajo como dependienta en una tienda de ropa del grupo Inditex. Aquello fue su salvación: un buen día e su decimosexto año tuvo la satisfacción de enseñar la primera nómina a sus padres, hinchada por el orgullo y por la cantidad de prendas que compraría con ese dinero. Ellos, contagiados por la alegría de su hija la felicitaron. "Por fin nuestra hija ha madurado", pensaron equivocadamente. Tres horas después ese primer ingreso se había convertido en un montón de ropa llamativa y de baja calidad.

Pasaron los años y pronto encontró un chico que la hacía feliz. Durante su vida solo tuvo un novio, que cambiaba constantemente de coche, siempre a mejor. También cambiaba de cara y voz, aunque él, en sí mismo, era como un personajes secundario, plano y sin mayor personalidad que la que le dotaban los cosméticos masculinos, la depilación por láser o las drogas de diseño que consumía con pasión inconsciente. Ella tuvo que hacer algunos sacrificios. El instituto era un "rollo", jamás entendió por qué tenía que pasar medio día estudiando cuando podía obtener lo que quisiera cuando quisiera y como quisiera. "Los tíos son tan simples". Así se lo decía su experiencia. Un par de miraditas, un par de sonrisas y caían a los pies de aquellos ojos verdes. Pronto descubrió aquella fascinante habilidad. En una discoteca le bastaba con sonreír a uno de los muchos chicos que la miraban con cara de sexo para obtener primero un malibú con piña, luego y con el paso de los años una raya o una pastilla.

A los veintipocos, unos días después de un cumpleaños bastante movido, discusión con los padres por su despilfarradora forma de vivir incluida, tuvo una revelación. Había conseguido con facilidad todo lo que había deseado: Su experiencia en las tiendas de ropa la habían llevado a ser encargada, con un ligero incremento de sueldo y sus escarceos con el sexo opuesto a obtener una serie de ingresos indirectos en forma de cena, invitaciones, droga. Los demás vivían para ella, aunque solo le faltaba una cosa. Los visillos. Le dijo a su actual novio que estaba enamorada de él, que era el hombre con el que siempre había soñado y que ya tenían que vivir juntos en su casa. Unas miraditas y una buena mamada hicieron el resto.

Al día siguiente salieron a buscar piso. En pocas semanas estaban soltando firmas sobre una montaña de papeles. La hipoteca a treinta años e interés variable ya que cobraban poco (ella encargada de un Stradivarius, él obrero de la construcción y camello ocasional para pagar los vicios de ambos). Era la época del dinero barato. Cuando se dieron cuenta ya estaban casados y con unas llaves de un pequeño apartamento en el extrarradio de Valencia. Clara era feliz contemplando su casa de estilo minimalista, su decoración en constante cambio y celebrando de vez en cuando alguna fiesta a ritmo de flamenco pop donde ella era el centro de atención. Era la reina. El centro del universo, la cúspide de la creación.

Habían pasado los años. Recordaba aquella época con nostalgia y alguna lágrima, sobre todo de noche, cuando intentaba dormir sobre la cuota de una hipoteca reunificada, alargada a cuarenta años, con un marido cobrando por el paro un tercio de lo que ingresaba antes (es lo que tiene tener un salario en negro). "Maldito Zapatero, se ha cargado mi vida", le reprochaba al Presidente del Gobierno. Siempre hacía lo mismo: ella era perfecta, eran los otros quienes fallaban.

Son extraños los pensamientos que suelen venir a la mente de una visillera cuando observa la luna tras unas cortinas rojas. Y en la luna estaba, lejos de aquella habitación cutre con olor a cerdo muerto y un camionero sudoroso embistiéndola por poco más de veinte euros. "Clara, piensa en los visillos".
__________________________________
La imagen: Mujer delicadamente amada por la luz y la sombra, foto de Douglas Stewart incluida en edición de "Tu más profunda piel", en Ultimo Round.

Bueno, ¿qué os parece el nuevo diseño?

sábado, julio 26, 2008

Hoy va a ser el primer concierto...

[texto no objetivo, escrito desde la más profunda admiración]


(en París)

...después del de Tom Waits. Han pasado exactamente once días y creo que ya estoy en disposición de hablar de aquello. Fue extraño, muy extraño. Recuerdo el viaje exprés a Barcelona, en ventanilla al lado de aquel viejo aburrido que iba de un asiento a otro molestando. Cayó a mi lado, me contó su vida y yo pensando en mil y una cosas, y en ninguna aparecía él.

Tom Waits. Las prisas por sentir entre mis dedos la entrada que, en el fondo, no es más que un triste trozo de papel con las últimas letras de mi DNI escritas en él. El fórum: joder, qué grande. Primera fila. Mierda. La cabrona del teléfono me dijo que estaría escorado, pero no tanto. Un enorme altavoz me tapó la visión de la oreja de Casey Waits y el contrabajo. Mis uñas sufren ahora que lo recuerdo. Tenía frente a mí un segurata más grande que un Cayenne y tras él los altavoces. Supongo que debido a ellos acabé tan aturdido. O no.

Me recuerdo diciéndome: "mira tío, estás nervioso, sí. Ahora va a salir. Relájate". No podía. Me ardía el culo en el asiento. Lo único bueno de mi butaca, además de estar en primera fila, era que no tenía a nadie a mi izquierda que me jodiera. Bajaron las luces, entraron los músicos, y él. Empezó el espectáculo.

Él era el espectáculo y lo sabía. Jamás había visto algo así, esa forma de moverse, de cantar. Todos mis conciertos (exceptuando uno de música medieval que, por su temática, ya es algo bastante outside) habían sido de música más o menos ligera, desde Roger Hogdson hasta Segismundo Toxicómano. Más o menos sonidos rápidos, poco profundos, voces comunes. Oírle cantar o, más bien bramar, fue algo único. Espero volver a repetir.

Su mundo se limitó a una plataforma circular, cubierta de polvo y cacharros. Sobre ella el centro de la galaxia con bombín, a su alrededor constelaciones y planetas que sonaban "como un fórmula 1", como le gusta decir a él. El hijo de mil madres, mezcla de todo, copia y original. Payaso y enamorado. Ligón y rey del cabaret. Y luego al piano. Cara a cara. No me miró, no abrió los ojos mientras martilleaba las cuerdas del teclado borracho, pero aún así estaba orientado hacia mí. Sí, es idiota, pero la sensación de que estba cantando para mí no me la quita ni Dios. Me cuesta recordar haber tenido alguna experiencia que en dos horas me proporcionara tantas sensaciones diferentes, muchas de ellas opuestas. Quizá esa sea su magia, sus canciones son una bala que atraviesa la conciencia hasta tocar donde muy pocos lo han hecho antes.

Ahora en un ratito a ver a Lula, The Veterans y K’Bandalha. Inevitablemente voy a comparar, apenas he oído dos canciones del primer grupo. Ya veremos.

viernes, julio 25, 2008

GP Uropa


Ya está aquí, ya ha llegado la hora del estreno del fastuoso circuito de Valencia. ¡Qué orgulloso estoy de la terreta! ¡Saldremos en la tele! ¡Nada más y nada menos que en la tele! ¿Acaso puede sucederle algo mejor a una ciudad, a una comunidad autónoma (como se empeñan en llamar a este triste puñado de hectáreas desde hace unos años) tan genial como la nuestra?

Va a ser algo grande, pondremos la tele y oiremos al calvo de Telecinco gritando "¡Alonso, Alonso!" y al fondo la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Joder, qué catarsis colectiva nos espera. A la mierda con Mónaco, ya lo dice Ecclestone, debería ser el Gran Premio Mundial de lo chulo que nos ha quedado. Ya estoy viendo las caras de la gran tribuna o como se llame donde se reúnen los grandes entre los grandes de la valenciana clase dirigente. A un lado señores feudales como Don Carlos Fabra, quinta generación de sabios dirigentes al que solo le falta ejercer ya el derecho de pernada. A su lado Agag, el sex symbol patrio y experto comercial, Ecclestone presidiéndolo todo y Paco Camps, un político de verdad, siempre cercano a sus votantes y que, vista su facilidad de comunicación, nada tendrá que ocultar. Y Rita, qué decir de esa mujer, reformadora de pulso firme y amante del deporte. A su alrededor alcaldes supuestamente corruptos hasta las trancas. A su vez, en torno a éstos un puñado de idiotas que se han gastado una pasta para, bueno, que me expliquen qué mérito tiene *ver* cómo unos cuantos coches dan vueltas en torno a una pista, y más pensando como es este país que hasta que surgió cierto asturiano de mal carácter ni cristo sabia qué significaba F1 (no, no me refiero al botón ese que activa la ayuda del "güor").

Y lo peor de todo es que hasta en la playa del pueblo han montado una carpa con, creo playestaciones, barras y churrería; algo me dice que pronto habrá una enorme pantalla. Joder, que si pasara el Gañán por estas tierras mediterráneas lo echarían a patadas por sabio.

"Echar a patadas" me acaba de recordar la movida de otro valenciano de pro, digno de aparecer en los anales históricos de nuestras tierras: Juan Soler. Contacta con Juan Villalonga (ex presidente de Telefónica, lo que viene a ser un tío capaz y con experiencia) para que arregle el equipo y no dejarle hacer nada. Unos días después Villalonga anuncia que va a comprar las acciones de Soler para tener las manos libres y éste, en todo un alarde de liderazgo y buen hacer empresarial lo "tira". Paso del fútbol, pero es que esto me ha hecho gracia.

Vergüenza ajena es lo que siento cuando veo cómo se muere esta triste tierra de perdedores.

jueves, julio 24, 2008

Carcoma


No puedo olvidarlo.

Sigue ahí, como si fuera

ayer.

Como si fuera

ahora:

el preciso instante

en el que supe que ya

no me amabas.

Busqué tu mirada, busqué

en tus ojos la

complicidad.

La complicidad simple

que compartimos desde

aquel café

helado.

Más allá del sexo.

Más allá de la pasión,

del amor.

Complicidad. Solo eso.

La encontré, pero cubierta por

toneladas de arena.

Sin vida.

Me mentí.

Quise creer que

podía resucitar a los muertos.

Pero eres fuego,

y como fuego

pasaste sobre mí, arrasándome.

Cuando quise darme cuenta

ya estabas demasiado lejos:

a trescientos kilómetros

en línea muerta.

Era estúpido seguir con aquello.

Chocolate con churros



Chocolate con churros

a las siete de la mañana.

No he dormido.


Tomo notas sueltas

en la servilleta

de un viejo bar.


Chocolate con churros

mezclados con whiskey

y bilis,

y jugos gástricos,

y dolor geriátrico.


Gritos y una pelea,

mareo,

risas y cefaleas.


Chocolate con churros,

lápida de cementerio

de calaveras y truhanes,

de temor a la resaca,

a las horas estancadas.


Bostezos, párpados que no

responden.

Frases cortas, , no.


Sonrisas satisfechas

en las caras de los camaradas

de viejas guerras,

de nuevas trincheras.


Otra noche dedicada

a intentar olvidar,

a tener algo que recordar.

Nada.


¿Y aquella morena?

Serpiente de insinuante cadera.

¿Y la rubia ártica?

La única que me aguantó:

aquella encerrada en un crital.

Al menos no...

...me echaron del local.

miércoles, julio 23, 2008

Sacerdotisa


Mientras

Dios,

encerrado

en una falda,

está oculto

entre tu ombligo

y tus piernas,

un Tango diluido

en las gotas

del perfume

que visten tu cuello

resbala

por tu piel sagrada.

Todo se reduce

al ritmo,

al dos por cuatro.

Todo es música.

Todo.

¡Baila para mí!

¡Baila sobre mí!

martes, julio 22, 2008

Sinónimo de silencio


El asfalto se exiende,

lava hambrienta,

devorándolo todo.

Sobre él, casas y farolas.

Tumbas, féretros,

fuegos fatuos.

Televisores mintiendo,

muertos vivos oyendo

necesitas, compra, oferta, ¡llama ahora!.

Y yo en medio

de la ciudad

sin tener a donde ir.

Sin carencia,

sin dinero,

sin demanda,

sin teléfono.

¿Dónde hay oídos abiertos?

_____________________________

¡Qué cómodo es esto! Suelto 3 frases y hago una entrada. Parece que seguiré así hasta que avance bastante algunas obligaciones de mal estudiante que tengo. Paciencia, paciencia.

domingo, julio 20, 2008

Estacas en el río

Hay cemento en mis venas,

no estás aquí,

miro tu foto robada,

ya no queda nada.

Siempre mirando al frente,

ante el espejo

roto

lo veo:

no me has seguido.


Dijiste

déjalo, sé realista;

apagué la luz

y te hice mujer.

Nunca te hice caso.

sábado, julio 19, 2008

La diosa del pecado




Con aromas del oriente
y pendientes de coral
la bella mujer serpiente
baila sola en el local.
La envuelve un amalgama
de tabaco y de sudor,
mientras un piano brama
viejos himnos de amor.

Acomodado en la esquina
de los perros sin collar,
entre alcohol y nicotina,
fuego y hielo en el bar;
memorizo su cadera,
me dejo hipnotizar
por sus ojos de madera,
por su forma de bailar.

Es la diosa del pecado,
es la diosa del pecado,
y esta noche bailará
para mí, para mí.

Se me acerca y me besa,
me regala su sabor:
absenta y gotas de fresa
en su aliento embaucador,
Con un "llévame a tu casa"
me invita a abandonar
el antro de luz escasa
y de sueños por soñar.

Es la diosa del pecado,
es la diosa del pecado,
y esta noche bailará
para mí, para mí.

Tras un rato conduciendo
llegamos a mi portal,
dudo por si estoy viviendo
una ilusión irreal,
mi voluntad se ha dormido,
me estoy dejando llevar,
soy su esclavo poseído,
no tengo opción de escapar.

Es la diosa del pecado,
es la diosa del pecado,
y esta noche bailará
para mí, para mí.

______________________________________________
("La bailarina del templo"-shokry Mohamed.)

Sí, ahora me ha dado por escribir letras-poesías, a ver si me animo (o lo hace alguien por mí) y crece hasta convertirse en algo más.

viernes, julio 18, 2008

El pesimista

Era tan pesimista que siempre decía que todo iba bien.

jueves, julio 17, 2008

Margot



La vieja Margot, fumando en un portal
aun recuerda sus años de Carnaval,
ser el centro de miradas y pasiones
en un tiempo de encorsetadas emociones

Pensaba en la copa de vino vacía
esperando el saludo de un nuevo día
entre hoteles y camas de matrimonio,
secretos de hombres de gran patrimonio.

Innumerables besos generosamente
desperdiciados desesperadamente
buscaba hallar en el amor de entrepierna
algo que hiciera hervir su alma eterna.

Se recuerda bailando sola en la pista,
acto único y central de la revista,
seduciendo con sus ojos de hielo
desde la nube gris de terciopelo.

Rememora, sentada,
la belleza destronada,
su época dorada
de amantes sin amor.
Con los dedos abrasados
por cigarros olvidados,
es la princesa sin soldados
y la marchitada flor.

Los años fueron pasando, y los sueños
mudaron en pesadillas de mil dueños.
Vive alquilada en la pensión Indigencia,
cerca del río, calle indiferencia.

Pasó de acariciar torsos a pedir
clemencia entre gentes de mal vivir,
Con suerte alguien logra reconocerla
pero, ¡ay! que a veces es mejor no verla.

Los que antes eran caldos de Borgoña
hoy son de Don Simón, y es la ponzoña
de las noches sin luna la que envenena
su corazón consumido por la pena.

Y hoy la vieja Margot, sombra de ella misma,
reina exiliada en una marisma,
viviendo de cabeza cuentos sin fin
y agitando la quijada de Caín.

Rememora, sentada,
la belleza destronada,
su época dorada
de amantes sin amor.
Con los dedos abrasados
por cigarros olvidados,
es la princesa sin soldados
y la marchitada flor.


_____________________________
(Imagen extraída de: ELPAÍS.com)

lunes, julio 14, 2008

Ulises, el pescador

Sus movimientos eran casi milimétricos, con la precisión de los años pasados junto aquel montón de madera y metal. Él, Ulises, el viejo marinero que había pasado toda su vida subido a un barco estaba acabando el proceso de repintado de su pequeña barca de pesca. Más que acondicionarla para evitar su corrupción aquello era un ritual que se alargaba horas y se enraizaba en su memoria desde tiempos casi inmemoriales (uno de sus primeros recuerdos consistía en ayudar a su abuelo a repintar su vieja barca de pesca).

Aunque ya estaba jubilado siempre que la pintaba se tomaba la misma parsimonia. Cada pincelada, cada retoque era como pintarse a sí mismo, cubriendo las quemaduras del sol y los callos del duro trabajo de alta mar de suave seda oriental. Recordaba como si hubiera sido ayer cuando dirigía su barco hacia las profundidades de tantos y tantos mares en busca de sus más preciados tesoros. El sonido de las olas rompiendo contra el casco, de la lluvia de alta mar, las mareas que convertían el sólido buque en una cáscara de nuez dominada por un niño juguetón en la bañera.

Sus huesos ya no eran los de antes, al igual que sus músculos. Se lo achacaba a la jubilación. Según él los viejos pescadores no deberían jubilarse o, como prefería decir, acabar desguazados. Ya no le dejaban ir a por la pesca de verdad, la de meses lejos de la familia arriesgando la vida, y tenía que conformarse con alguna escapada de vez en cuando a pocas millas de la costa. Solo le quedaban los recuerdos. Y el mantenimiento.

Aquello sí que era vivir. Un oficio duro para tiempos duros. Cerró sus ojos pequeños, profundos y lejanos como el horizonte. Su barba hirsuta de anteayer imitaba el color blanco con el que estaba cubriendo el casco de su pequeño pesquero, el "Isabelle". Su barco, su caña y días enteros bajo el sol, curtiendo su una veterana piel que tantas luchas contra monstruos marinos había visto. Siempre suspiraba cuando recordaba los viejos tiempos, "no como ahora, que han mecanizado hasta el arte de la pesca". Miró a su alrededor. A una parte embarcaciones como la actual suya: pequeñas, más de recreo que de otra cosa. A la otra un montón de novedosas máquinas de arrastre, de esas que acababan con los fondos marinos esquilmándolos hasta arrancarles el último aliento del moribundo. Incluso los jóvenes tripulantes eran todos como operarios, muy pocos eran los descendientes de familias como la suya. Ni siquiera su hijo había seguido sus pasos. Esa era su gran frustración. El viejo oficio se había perdido, era plenamente consciente que la tradición moriría con su generación. Alguno había, pero no. "Son todos unos vagos, con sus maquinitas que se lo hacen todo".

Conocía la leyenda que contó Homero sobre alguien con un nombre como el suyo. Aquel marino, como él, era rey. Él no, no pasaba de humilde pescador, pero su destino era mucho peor que el del aqueo. Reflexionó sobre la Penélope de la historia, la fiel esposa que espera descosiendo a su amado y cómo al final todo acababa volviendo a la normalidad. El Ulises real, el viejo Ulises del oeste mediterráneo sabía que el final de su crónica era lejos de su amada, en algún hospital sumido en la depresión que poco a poco iba afianzándose en su inconsciente. Aquella idea no le gustó, sacudió la cabeza y continuó con su mecánico ritual.

Otra pincelada más. Retirar pintura sobrante. Respirar. Cerrar los ojos y sentir el olor del agua salada mezclándose con su sangre. Las gaviotas revoloteando a su alrededor. La mar era él, y él era la mar.

jueves, julio 10, 2008

Pop sXXI


Hablo como Jimmy Jiménez Arnau.
Visto como David Beckham.
Follo como Torbe.
Pienso como Federico Jiménez Losantos.
Canto como David Bisbal.
Ligo como Paquirrín.
Sonrío como el tío ese de "Sin tetas..."
Bailo como los reguetoneros mestizos.
Como como Morgan Spurlock.
Conduzco como Fernando Alonso.
Bebo como siempre se ha bebido... en Londres.
Me chuto como Amy Winehouse.
Escribo como George W. Bush.
Leo como... no leo.

¿Qué
queda
mío?

miércoles, julio 09, 2008

En huelga

Me declaro en huelga de ruidos, nada de sonidos ajenos que yo pueda iniciar. Quiero aprender a escuchar.

La huelga finalizará el martes 15 a las 21.00h.

EDITO: Son las ocho, y tengo un mono de la hostia.

lunes, julio 07, 2008

En nombre de Dios

La nada se columpiaba suavemente entre las horas observadas por un viejo vagabundo que dormitaba junto a la puerta de la iglesia del pequeño pueblo de interior. El hogar de Dios, sólido edificio de estilo románico tardío, presidía la plaza, dejando el resto de los edificios esparcidos según una absurda circunferencia en un segundo plano. El reloj del campanario recordó que el tiempo seguía pasando, más concretamente acababa de morir la tercera hora de aquel siete de julio, San Fermín. El tañer de las campanas se esparció por toda la localidad, pudiéndose escuchar en aquella clara y despejada noche hasta en las granjas de gorrinos que salpicaban el término municipal.
Los campanazos le despertaron. Miró la hora, refunfuñó algo y se levantó. Tenía una leve resaca, consecuencia de intentar llevar al olvido algo que nunca había podido superar. Nada le había ayudado. No podía arrancar de su cabeza aquel suceso. Estaba frente al arco de la puerta, donde una inscripción tallada en la piedra recordaba su sagrado significado. Y a él su pasado. Lo había intentado, lo había abandonado todo pero siempre acababa en ese mismo lugar.
Era su penitencia.
Llevaba doce años viviendo en esas calles empedradas, lejos de donde ocurrió todo aquello. Físicamente lejos, en su memoria ayer. Muchas veces estuvo a punto de conseguir superarlo, muchas veces lo intentó y de muchas formas, desde alcohol hasta un intento de suicidio. Y cuando estaba a punto de enterrarlo todo su amígdalase estremecía y le devolvía a la realidad, al ciclo de vida que supone el arrepentimiento y la pesada cadena que tenía que arrastrar: la fe.
Nunca le contó aquel suceso a nadie. Nunca lo reveló, pero aquella noche era diferente. Sentía el impulso de decírselo a alguien; pero no alguien normal, el elegido sólo podía ser una persona: Dios. Por eso estaba ahí, esa necesidad recurrente le impedía alejarse. Escuchó algo moverse a sus espaldas. Se giró y vio una extraña figura que refractaba la luz de las farolas dejándolo todo en una miríada de tonos entre violeta y azul nocturno. Reconocía el perfil: era la estatua que presidía la plaza, un homenaje a los campesinos que se levantaron en rastrillo contra los franceses en la Guerra de Independencia.
-¡Pero si usted es un montón de piedra! -dijo el vagabundo que, sorprendido y totalmente fuera de sí por el impacto que supuso ver aquel viejo labriego al que tanto le había hablado cobrar vida.
-Estás equivocado, como puedes comprobar por ti mismo.
Se acercaron y el vagabundo tocó su mano. Era de carne y hueso. Luego sus ropas. Era real. Se fijó que era bizco, con uno de los ojos le atravesaba y el otro estaba fijo en el gran crucifijo de piedra que adornaba la pared del templo, sobre la puerta metálica. Eso sí, le sorprendió aquel tacto frío, helado. Como a muerto.
-Ya sabes quién me ha enviado. Estoy aquí para escuchar tu confesión.
-Pero... -dudó.
-Llevas años pidiéndole que te escuche. ¿Qué más necesitas saber? Haz caso a tu corazón.
Se turbó por aquella valentía que había supuesto, para él, devoto cristiano, dudar de un enviado de Dios y del mismísimo Padre. Bajó los ojos, no podía soportar la visión de aquella figura ancestral.
-Sí...
-Ahora habla.
Aquellas dos palabras sonaron como un disparo en su cabeza. El dolor autoinfligido pasó, y se convirtió en un mero expectador de aquel diabólico suceso.
-Antes de que ocurriera aquello yo era sacerdote en una iglesia de barrio obrero en el extrarradio de Madrid. Un buen día, el obispo me llamó. Quería verme. Me citó para esa noche.
Se desmoronó al recordar aquella conversación. Su piel se erizó y su voz quebró en mil lágrimas.
-Me llevó a su habitación con la excusa de hablar sobre la fe en los barrios de ladrillo rojo. Aquello me extrañó, pero claro, era el obispo. Me dió vino -continuó, casi susurrando e interrumpiendo el monólogo constantemente por la falta de voluntad para seguir- y perdí el control. Según me enteré después le había metido algo raro a la bebida. En aquella época era joven y guapo. Empezó a quitarme la ropa, no pude hacer nada para evitarlo. No sé de dónde salió aquel niño, pero parecía también drogado, o quizá ido. A aquel viejo le excitaba ver cómo otros lo hacían con menores. Al final acabé en medio, el niño frente a mí y el semen del prelado perlando mi espalda como un ungüento diabólico.
-Tú no tuviste la culpa -contestó la estatua encarnada.
-Pude haberlo evitado. Me dejé llevar, me poseyó el infiltrado infernal, ese anticristo antropófago, alimentado de degeneración y pecado.
-No pudiste. No fue cosa del Diablo, sino que fue un designio de Dios.
El mendigo abrió los ojos, desorbitándolos.
-¿Cómo?
-Algún día lo entenderás.

Abrió los ojos. La potente luz le cegaba. No tenía ni idea de qué hora era, tanta intensidad lumínica le desorientaba. Tras habituarse a esta reconoció el lugar. Eran las blancas y acolchadas paredes del hospital psiquiátrico donde le habían encerrado doce años antes, después de haber perdido el juicio y ganado una amnesia tras un fortísimo shock que había producido secuelas crónicas y sin posibilidad de recuperación.
O eso decía el informe psiquiátrico de aquel hospital propiedad de una orden dependiente del obispado.

domingo, julio 06, 2008

Historia de una historia

Ella no era una novela juvenil con un hosco vestido policíaco, de Ruiz Zafón; tampoco era como aquellas historias prefabricadas, cortadas bajo un patrón ocultista al estilo de la pluma de Dan Brown. La suya era algo más de andar por casa, de esas costumbristas que se pueden encontrar en los rollos de celuloide de la Italia de postguerra.

Lo suyo no era la resolución de un misterio, o encontrar las respuestas a esas preguntas que todos, con mayor o menor medida de extrañas sustancias en la sangre, nos hacemos alguna vez en la vida y que suelen acabar en algún esbozo, en cuatro rayajos sobre un papel o en algún best seller barato de siesta y cervecita en la playa. Era humilde, hablaba de historias de desamor de una muchacha de provincias que, por azares del destino, acabó en las contaminadas calles de alguna gran ciudad. Esas que se resumen en observar, desear, descubrir, llorar y volver a empezar. No tenía más intención que condensar los recuerdos de su autora en una especie de unidad semiautobiográfica. Ella era la historia de un affaire, de un nacimiento y una muerte de algo tan abstracto como puede ser eso que algunos llaman "amor". Era un resumen de ilusiones, de esperanzas y sueños truncados por la cruda realidad.

Su lenguaje era sencillo, directo, perfectamente adecuado para lo que era: el diario de dos años de una vida normal. Sin embargo, desde su simplicidad, no sabía que, en cada punto, en cada coma, párrafo y frase había algo que le daba una extraña fuerza y que convertía aquella historia en algo diferente, algunos dirían que superior, a la mayoría de libros que reposaban en la biblioteca de la misma autora. Aquel texto estaba empapado en la magia de la literatura universal, escrito con pasión y energía.

La autora no fue consciente de que, en aquellas poco más de ciento cincuenta páginas, había sintetizado las historias únicas pero millones de veces repetidas que habían convertido a la especie en lo que hoy en día es.


(psé. lo publico por publicar algo, que con esta caló a uno se le van las ganas de tó.)

jueves, julio 03, 2008

Allanamiento de morada

Hace un ratito he visto este corto en este hilo de Burbuja.info. Muy interesante, y como todo este calor mata hasta las ganas de hacer algo pues me limito a ponerlo aquí. Se trata de un corto sobre un par de comerciales que intentan vender... vale, solo dura un cuartito de hora. Dirigido por Mateo Gil y protagonizado por Eduardo Noriega, Pepón Nieto y Petra Martínez. Aconsejo también leer el hilo enlazado arriba.

miércoles, julio 02, 2008

Calexico - Ballad of Cable Hogue

Como la anterior entrada me parece muy costrosa pongo este vídeo. Está bien, country y eso.

Sin ganas de nada

Hay días en los que sería incapaz de escribir ni siquiera mi obituario. Hoy es uno de ellos. Qué mal me sienta el calor. ¿Alguien me vende algo de motivación?

martes, julio 01, 2008

Zeitgeist

Zeitgeist. Yo lo habría titulado "lo que es". El vídeo consta de 3 partes: la primera trata sobre las religiones y su origen mítico, repetido una y otra vez en los diferentes cultos desde los egipcios, la segunda sobre los "auténticos" autores de los atentados del 11-S y 7-J dejando de lado la teoría AlQaeda, y la tercera sobre el gobierno en la sombra de los banqueros mundiales desarrollando acciones anteriores y posibles acciones futuras.

Es una pena que esto no se escuche y difunda más. [modo milenarista ON]¡Difunde la Palabra! ¡Todo es falso! ¡Nos dirigimos a Matrix! ¿Qué vas a hacer?[modo milenarista OFF]

Si te pones a pensar en hasta dónde llegan las mentiras, hasta dónde es todo falso y qué hacemos en este mundo... es todo una enorme trampa, y lo peor de todo es que, como Casandra, vemos que el nudo corredizo se acerca inevitablemente a nuestro cuello. ¿Y si hasta este mismo vídeo tiene como fin aturdir y revelar al controlador quienes pueden llegar a ser peligrosos antisistema? (y no me refiero a los comehierbas esos, que se pasan los días tirando flores y salvando niños de África para lavar sus sucias conciencias)

¿Y si aquello que decía el Apocalipsis es alegóricamente real? ¿El 666 (imperfección total), la marca de la bestia en la mano para poder comprar y vender*, el Anticristo y toda la movida? ¿Es EEUU el Falso Profeta? No quiero comerme la cabeza pero esto es demasiado grande como para hallarle un final, algo desde lo que poder decir: aquí puedo desarrollarme sin interferencias. Como cantaba Manu Chao: "mentira la mentira, mentira la verdad, todo es mentira en este mundo, todo es mentira la verdad".

Dios... sobrecogedor.

Ah, el documental dura cosa de 2 horas, este que pongo es la introducción, el resto se puede seguir fácilmente desde el mismo youtube.



*Ap 13 16-17 (16) Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, (17) y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia, o con la cifra de su nombre.