He vuelto.

martes, marzo 31, 2009

1992

He sentido un escalofrío al leer "1992" al lado de "Bone Machine". Joder, el noventaydós, ¿recuerdas? Una de las primeras cosas de las que tengo un recuerdo real es la ceremonia de inauguración de las olimpiadas de Barcelona, con el espectáculo de la Fura dels Baus y la canción interpretada a la vez por una gorda y el tío que cantaba rapsodias bohemias en uno de los discos que tenía mi padre por casa. Dieciséis años después estoy pensando en cómo quedé fascinado por el espectáculo ignorante de que había alguien creando obras maestras. Mi universo se reducía a una puta cinta de vídeo donde, de vez en cuando, podía leer la historia vista una tarde de verano por televisión; nada ha cambiado. Hacer uno, revivir mil, y al final con suerte añadir uno más para reiniciar el proceso. Y mientras tanto había alguien creando obras maestras. Ahora lo escucho y se me pone la piel de gallina, es lo opuesto, lo negativo a la inauguración. Música que invita a encerrarse en uno mismo, a enterrarse y a derramarse en un montón de sueños, de historias negras cantadas; "Barcelooonaaa" cantaban, todo brillante, resplandeciente, nuevo; más de tres lustros después es lo retorcido, lo oscuro y pasional, irracional lo que mueve mis nervios y en lo que pienso cuando enchufo la guitarra. ¿Qué queda de las olimpiadas? Fermín Cacho mirando de reojo, los Manolos y Arantxa Sánchez Vicario; el príncipe llevando un palo con un trapo atado a él: recuerdos. Pero de recuerdos no se vive, de recuerdos no se crea: se recrea. Hasta que todo lo recreado se hace viejo y muere, pudriéndose en el suelo, lejos de lo que hace latir mi corazón.

Ni siquiera era consciente de cómo funcionan las cosas, de lo artificial que era lo que me hacía vibrar de tan pequeñajo; idiota de mí, soñaba con ganar alguna medalla. Me lo creí durante algunos segundos, y mi inconsciente me traicionó alguna que otra vez entre las sábanas. Pronto descubrí que no eran más que sueños, que lo mío era otra cosa: vagar en silencio. Si al menos hubiera quemado mi cuerpo con drogas... pero no (me impactó el anuncio de la cocaína y el gusano, también de por esas fechas), decidí que cuando acabara con todo lo que tenía que hacer empezaría a suicidarme. Como Hendrix, Cobain y Joplin a los 27 al hoyo. Sería alguien y podría morir en paz, en el centro del gran show montado por la Fura dels Baus moderna, como un emperador que recibe santa sepultura en el centro de la capital en un funeral de estado. Pobre iluso. La gente tendría cintas de vídeo con mi funeral, y vibrarían, y llorarían, y se emocionarían con él, como yo me emocioné con lo que supuso el fin de fiesta del falso período de engorde previo a las olimpiadas y la expo.

Pero todo eso ha muerto, ahora solo queda una voz grabada más o menos por las mismas fechas en las que construí mi futuro gritándome "tell me who are you this time". Nasnoches.

domingo, marzo 29, 2009

Tan solo fue un concierto

No, tan solo fue un concierto... tan concierto como agujero entero puede considerarse "medio" agujero. Veinte minutos. Ocho canciones. Aquello fue un coitus interruptus, en cuanto empecé a tocar a pleno rendimiento la organización dijo: "ale xiquets, p'abajo, 2 canciones más y a desconectar". Tocamos 3 más. Más que una orgía musical el "festival" se convirtió en un catálogo de formas de entender la música.

Eran unas cien personas. Todos bailando como locos, saltando y empujándose con pogos infernales. Parece que sí, los temas funcionan y logran su cometido de hacer liberar la adrenalina de un público dispuesto. Acorde a acorde la masa se movía caóticamente, chocando entre ellos, mezclándose, todo al ritmo que imponíamos desde el escenario, ritmo generado por micromovimientos de las manos. Me gusta pensar que es como manipular un clítoris: Acariciarlo, tratarlo rítmicamente, subir y bajar de intensidad, de fuerza, mantener una regularidad, silencios, cambios de ritmo inesperados, vuelta al ritmo anterior; pequeños actos que generan una serie de descargas eléctricas que producen placer y el cuerpo pierde el control de sí mismo quedando a merced de las instrucciones de un ser ajeno. Joder, ni que fuera un obseso sexual, reduciéndolo todo a hacer correrse bellas (o no tan bellas) damiselas; más bien al contrario.

Eso sí, los nervios, siempre los nervios, lo que más me molestó fue que apenas me oía, sino que me imaginaba que me equivocaba. No tengo tanto control del golpeo como me gustaría y necesitaba "feedback" (traducido al "com s'ha dit tota la vida" -> oírme). Al menos dicen que en las fotos salgo bien, creo que nos lanzarían unas 200 fotos, y esperaba tener alguna para ponerla en este blog, todavía no la tengo, así que os dejo con esto. No es kristalmina... pero bueno, me encanta. (atención a los sonidos que salen de la garganta).


miércoles, marzo 18, 2009

Mañana concierto

Mañana (u hoy) concierto y yo pensando en mujeres. Sí, joder, pasado revuelto en sueños de cristal. Sin fin. No me gustan los recuerdos porque por definición tan solo sirven para recordar, pero son casi las cinco de la mañana y no tengo ganas de acostarme (aunque sé que en el mismo momento en el que toque las sábanas me dormiré). Es duro dormir solo. Después de tanto tiempo ya casi ni recuerdo lo que es tener más calor que el proporcionado por las mantas (simple rebufo del mío propio) y con la persiana bien arriba para recoger la poca luz que llega desde la calle. Mujeres. Con sus cuerpos turgentes y su olor a... mujer. Tango epitelial. Ni idea de lo que supone todo esto, es como si el universo se fragmentara en dos, desde mi cabeza, a una parte el pasado, a otra el futuro y en medio, sangrante, el presente añorando un cuerpo femenino. Mis ojos cansados ya no pueden ni formar las imágenes de mis recuerdos, de las rubias, de las morenas, de las pelirrojas, de todas y cada una. Esta tarde no pude recordar el nombre de una de ellas y sentí morir algo dentro de mí. No recordar a una amanate. No recordar la etiqueta abstracta de una chica a la que le produje un orgasmo. Para mí una persona no vale más que lo que es capaz de hacer y generar orgasmos en mujeres es una habilidad que tengo en cuenta. Olvidar su nombre es como olvidar sus gritos de placer, es como olvidar la propia identidad de uno convertida en simple objeto, útil generador, fuente de calor femenino. Para eso sirven los varones, para hacer correrse a las mujeres, ellas lo saben, nosotros lo sabemos pero todos hacemos como si fuera al revés.

Será mejor que piense en el concierto de mañana. Buenas noches.

sábado, marzo 14, 2009

Uooooooooooo!!!



¡Estrenaremos las letras! ¡A ver cuanto duramos vivos!

lunes, marzo 02, 2009

Recursividad

Burroughs tiene razón. El lenguaje es un virus. Todo lo controla, reprime la mente. Contagia con tanta facilidad... ahora me doy cuenta, he tenido que sumergirme en otros lenguajes, los de programación, para observar la facilidad con la que unas pequeñas palabras clave mueven montañas. Con las personas es igual. El lenguaje convierte la realidad en una serie de abstracciones. El lenguaje nos dice que somos felices y que estamos tristes. Ser. Estar. Parecer. En inglés es solo un verbo y en castellano tres diferentes. ¿Hacen falta más ejemplos? Un castellanoparlante entiende los tres diferentes estados del "to be", mientras que un británico jamás podrá entenderlos. Hace poco nevó en los emiratos árabes y lo que para alguien que conozca "nevar" lo ocurrido es algo más o menos habitual para un habitante del desierto es algo inconmensurable. Mágico. ¡Agua en forma de cristal! No lo entendían. Es el lenguaje quien hace los pueblos, no los pueblos quienes hacen el lenguaje. Es el noble arte de la villanía, la proletaria lucha de la realeza, la fuerza de los sintierra dando a entender que existen "con tierra", sus enemigos, o sea, un intento para convertirse en contierra, dejando a los contierra actuales como sintierra, pura recursividad. Las acciones, actuaciones, interpretaciones de guiones vienen encapsuladas y controladas por el lenguaje. Sin él no existirían alcohólicos, maricones, soldados, vencedores o vencidos. Nada existe hasta que el lenguaje lo califica. Como la nieve árabe. Como todo. Es la prisión perfecta, como dice Burroughs, encerrando la realidad en un papel, en cuatro frases. Dios no es inconmensurable. Dios es papel. Dios es palabra. "Y se hizo verbo" (o algo así), así de simple. Dios es el lenguaje. El lenguaje es el enemigo. Reprime. Constriñe. Es una forma inválida de comunicación porque mata. Mata más que todas las guerras del mundo, que todas las armas porque todo lo reduce, es como cuando metes la mano en ácido: solo quedan los huesos. Y éstos, sin nervios, tendones, se caen. El receptor monta el puzzle como sabe, porque no tiene otras instrucciones que el lenguaje que hay en su cabeza y, como tiende a la limitación, convierte catedrales en montones de piedra inútil. En Roma, después de la caída, usaron el Coliseo como cantera para construir San Pedro. El día de mañana, cuando Roma vuelva a caer, quizá usen San Pedro para construir el Coliseo. Recursividad