He vuelto.

jueves, mayo 19, 2011

El fuego

El fuego se extiende,
gana cuerpo y se vuelve más y más caliente,
sube la temperatura y alcanza las ramas,
ya domina el suelo,
la calle es suya
y la plaza de la que vengo late,
grita y vota las llamaradas del incendio
que va a acabar con las malas hierbas
enraizadas entre nosotros desde hace milenios
formando la más hermosa y rica vegetación.

Se alzan las manos diciendo:
¡sí, estamos aquí y hemos venido para quedarnos!
Son mil voces que como llamas
forman la pira que aspira a consumirlo todo,
a dejar cenizas que con la lluvia
alimentarán el suelo para abonar el futuro,
nuestro futuro,
el que formaremos con el sudor de nuestra frente
y los callos de nuestras manos
que podremos mover libres de grilletes,
libres de cadenas y medrosos parásitos.

Y es un fuego que a nosotros no nos quema,
sino que nos alimenta,
que nos trae la llama de la revolución,
del renacer,
de un mañana que es hoy
y que hasta hace una semana me parecía ciencia ficción.
Pero se ha presentado de repente,
y cada vez está más extendido
(solo fuego, energía, luz, calor)
porque la revolución ya está aquí
destruyendo todo lo que merece ser destruido,
y nadie la va a poder parar
porque nosotros somos el fuego de la revolución
y mientras nos quede oxígeno lucharemos sin dar tregua.

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