Chocolate con churros
a las siete de la mañana.
No he dormido.
Tomo notas sueltas
en la servilleta
de un viejo bar.
Chocolate con churros
mezclados con whiskey
y bilis,
y jugos gástricos,
y dolor geriátrico.
Gritos y una pelea,
mareo,
risas y cefaleas.
Chocolate con churros,
lápida de cementerio
de calaveras y truhanes,
de temor a la resaca,
a las horas estancadas.
Bostezos, párpados que no
responden.
Frases cortas, sí, no.
Sonrisas satisfechas
en las caras de los camaradas
de viejas guerras,
de nuevas trincheras.
Otra noche dedicada
a intentar olvidar,
a tener algo que recordar.
Nada.
¿Y aquella morena?
Serpiente de insinuante cadera.
¿Y la rubia ártica?
La única que me aguantó:
aquella encerrada en un crital.
Al menos no...
1 comentario:
el dilluns, quan estiga a Valor menjant-me un xocolate en xurros,me'n recordaré del teu escrit ;)
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