Qué le vamos a hacer, pero como buen escorpio estoy maldito. Aunque supongo que al decir "escorpio" me estoy excusando ante mí mismo. No mido mis palabras, nunca, y lo que a mí me puede parecer un comentario sencillo aunque cargado de una sana ironía para los demás es veneno puro. Será que estoy demasiado acostumbrado a pronunciarlos y a recibirlos.
Lo peor de todo es que, con ellos, acabo haciendo daño a quienes quiero. Y no quiero.
Lo siento.
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