He vuelto.

viernes, noviembre 02, 2007

Un loco en Egipto (II)

El Cairo. Capital de Egipto, diecinueve millones de habitantes. Es una ciudad impresionante, pero no por sus monumentos, su zoco o su estilo arquitectónico. Al contario. Es una ciudad opresiva, en la que su aire quema los pulmones, su rostro esquelético y sucio dominado por el hambre llega hasta a los edificios, contaminados y construidos a plazos.

La conducción es simplemente caótica, tan sólo respetan la dirección en los carriles, aunque no siempre. No es de extrañar encontrarse un carro de habas tirado por un burro avanzando en dirección prohibida a punto de chocar contra un "mashrub" (o como se pronuncie), furgonetas tipo la volskwagen de los hippies pero usadas como taxi, iluminadas por fuera y por dentro como discotecas y con tanta densidad de población dentro de ellas como el centro de Tokio.

Sorprende ver la sucesión de edificios sin terminar, sin pintar y las vigas sobresaliendo, todo ello junto a edificios monocolor por la contaminación. Transmite una sensación de irrealidad, de pesadilla arquitectónica para los amantes del orden, la limpieza y la eficiencia. Bueno, voy a empezar a hablar de lo que vi en los tres días que estuve en la capital.

El museo egipcio. Una cosa llena de restos de la época antigua. Muchas estatuas, sarcófagos, momias y el tesoro de la tumba de Tutankamón. Como todo museo es un lugar horroroso, cosas amontonadas sacadas de contexto, monumentos funerarios de más de tres mil años de antigüedad expuestos para que un puñado de guiris rubicundos digan: "oh, he visto la máscara de tutancamón". Al menos se respetaba, más o menos, el silencio. Hay que ver, la gente se sorprende de lo que podían hacer los egipcios hace 5000 años. Como si fueran chimpancés, no te jode. "Con los medios de antes", cualquier cosa es buena para menospreciar al otro.

Las pirámides y la esfinge. Sí, es algo que quita el aliento. Vaya cantidad de piedras, una encima de la otra. Volvemos al menosprecio que comentaba unas pocas líneas antes. "Que lo han hecho los extraterrestres", hay que joderse, a hostias los ponía yo a hacer las pirámides. ¡Qué poca confianza en la raza humana! "Que si lo han hecho esclavos" Toma topicazo bíblico, los judíos, ¿no? Era una sociedad religiosa, que vivía sin prisas y con grandes cerebros puestos en ello. Eran todos trabajadores y para ellos un honor trabajar en los templos de sus dioses-reyes cuando no estaban trabajando en el campo. Más o menos como el que hace el camino de Santiago o el que peregrina a La Meca. Y frente a las ters pirámides la esfinge, Kefrén (si no me falla la memoria) eterno custodiando los enormes polígonos. Impresiona.

El mercado del gran calili, o algo así. Khan El Khalili, según leo en la wikipedia. Sí, un enorme zoco donde puedes comprar de todo, desde oro y plata hasta calzoncillos llenos de manchas. Los vendedores son muy simpáticos, el "más barato que carreful" se oye cada pocos metros, no son tan pesados como los pintan por aquí, con un "no" y un poquito de indiferencia te dejan tranquilo (también es válido el "la", que es no en árabe, aunque quizá empiecen a hablarte en moro y... no sé, no lo he probado). No les gustan mucho los catalanes, hasta allá ha llegado su fama de agarraos. Volviendo al mercado, hay una parte typical guiri, de la que huímos, fuimos a la más local, aquello parece una mezcla entre el axiamo y el mercado del martes, está guay, pero no deja de ser un simple mercadito con muchas sorpresas, megahorteradas al estilo egipcio y precios interesantes.

Otra cosa que no hay que perderse es la ciudadela de Saladino. Es una gran fortaleza de color ocre que domina toda la ciudad, y en su interior una preciosa mezquita de corte bizantino (parece una iglesia ortodoxa, similar a Haiga Sofia, en Estambul). El patio de la mezquita, donde está la fuente de purificación (o como se diga) hay un precioso reloj "regalado" por un reyezuelo gabacho a cambio de un obelisco del templo de Luxor. El reloj NUNCA funcionó.

Pasamos junto al enorme cementerio de la ciudad. Está habitado. "Si sirve para los muertos, ¿por qué no para los vivos?" Es lo que piensan allá. Es casi infinito, y las casas aparecen como champiñones por entre los panteones y las tumbas de los finados.

No es una ciudad para vivir. No es un país para vivir, jeje.

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