He vuelto.

miércoles, noviembre 07, 2007

¿Economía & poder?

Acabo de ver el documental que he puesto en la entrada anterior, y una de las cosas que más me han llamado la atención ha sido la justificación de todas las acciones de la CIA: nuestros intereses.

¿Debe el poder político estar mezclado con el poder económico? ¿Se puede considerar democracia si quien controla el dinero tiene acceso al control social? Es una pregunta con mucha solera, y si mal no recuerdo es un tema candente desde la revolución industrial. La historia enseña que la respuesta ha sido siempre la afirmativa, unos hablando de libertad de empresa, Adam Smith y compañía, y otros hablando de socializar la economía como base del poder político.

La idea predominante, la que mana del imperio, es la neoliberal. Desde hace más de un siglo los americanos no han dudado en destruir cualquier movimiento de poder popular para imponer su poder económico, gestionado por sus multinacionales. Por tanto podría decirse que su poder político sirve al poder económico. Y no es el único país guiado por esta premisa. No hay más que ver cómo, desde hace más de cien años, han ido apareciendo por el mundo gobiernos, más o menos autoritarios, cuya misión era proteger el capital y la religión, a los poderes económicos. Lo que ahora nos venden como democracia, tanto aquí como en Australia, no es más que un falso producto de márketing cuyo objetivo es desplazar al extremismo la verdadera democracia, el gobierno del pueblo.

La economía es la nueva religión. Si antes quien detentaba la religión controlaba el poder político, ahora ocurre lo mismo con la economía. Nos venden que todo ha de hacerse por la economía, nos dicen la mentira de que la privatización, es decir, vender a los cuatro poderosos los recursos naturales. Como Dios manda, dicen algunos. No sé si lo mandará Dios (creo que Jesucristo no promulgaba mucho con esta idea), pero sigue los mismos patrones de fe ciega y temor fanático que desde los púlpitos nos llevan ventiendo desde hace mucho tiempo.

Un dato curioso que he leído hace poco es que las donaciones a Unió Democràtica de Catalunya han descendido un 66% después de que dejaran el poder en 2004. Curioso, desde luego. No es más que un ejemplo, pero así funcionan las cosas en esta democracia tan liberal y buena que tenemos. En cambio, en muchos países donde el poder político se ha intentado separar del económico, y aquí en España lo sabemos bien, han venido los golpes de estado, los asesinatos y la guerra. Es lógico pensar que el poder económico va a intentar evitar a toda costa que cuatro zarrapastrosos que no tienen para comer tomen el poder. Es decir: fascismo. Mientras el poder económico someta al político existirá fascismo. Como poner unos lobos a cuidar del ganado.

Por otra parte, al hacer depender la economía del poder político mediante un capitalismo de estado, si bien desde mi punto de vista no es tan destructivo como la posición anterior, sí tiene algunos puntos negativos que no lo hacen del todo aconsejable, principalmente la destrucción de la iniciativa individual, al depender la mente creativa de un sistema burocrático en el que, por desgracia, acaban ahogándose las ilusiones de tanta gente. Quizá ésta sea una de las principales críticas que ha sufrido el sistema comunista, aunque es necesario ver el contexto en el que se desarrolló y contra quién tuvo que competir.

Mi idea es que el poder económico y el político deben estar separados pero no desde el punto de vista liberal, sino como un cuarto poder, elegido democráticamente y bajo supervisión del poder político, en el que los ciudadanos puedan elegir qué tipo de desarrollo quieren, con total transparencia (no como ocurre ahora, que nadie sabe qué pasa con nuestro dinero, o por qué crecen champiñones por toda la costa) y con amplia colaboración con los dirigentes sociales. Este estamento engloba sindicatos, centros de producción, de servicios y los recursos naturales, desde el suelo hasta la minería. Su objetivo es producir recursos para poder aplicar las políticas sociales del poder político y permitir un avance de la calidad de vida de la población, evitando picos de riqueza sobre abismos de pobreza siguiendo el lema marxista "de cada uno su capacidad, a cada uno según su necesidad".

Quizá ésta fuera la idea que tenía Marx en su cabeza, quizá debiera leer más y dejar de soltar parrafadas infumables en el blog, jeje.

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