Cada vez que leo, oigo o veo a don Mariano Rajoy y compañía me pongo de los nervios. Ahora dice que quiere que todos aquellos que tengan ingresos inferiores a 16.000 € dejen de pagar el IRPF, lo que provocaría seguramente la muerte del estado. Quién te lo iba a decir, Durruti, tus enemigos serían quienes desmantelarían España, sus políticas hacen más daños que tantos años de lucha.
Ahora leo que han hecho mal los cálculos. Si dijo que afectaría a siete millones de españoles se equivocaba. La medida, según el ministerio de Hacienda, afectaría a trece millones. Trece millones, trece. El 68,9% de los asalariados.
Muy bien, señor Rajoy. Tanto que dice usted que ama España ¿de dónde va a sacar el dinero para mantener el barco en marcha? ¿Va a privatizar lo poco que nos queda? ¿Va a desmantelar el servicio de sanidad? ¿O van a poner el dinero sus amigos caciques que también verán reducidos sus impuestos? Por favor.
Desde luego este hombre es todo un estadista. Sólo piensa en el bien y en la prosperidad del país, seguro que es consciente que una mayor carga impositiva implica un estado más fuerte, algo que hace más bien que mal. Por eso ha pensado que es mejor que los que cobran una miseria se ahorren una inversión en servicios públicos en vez de aumentar el salario mínimo para que todos esos mileuristas dejen de serlo. Por ejemplo.
Según su propuesta, el mileurista tendrá un poquito más de dinero para gastárselo en tonterías pero, ¡ay!, que rece para no ponerse enfermo, o para cuando tenga que matricular a sus hijos a un colegio privado porque no habrá dinero para educación pública, o simplemente cuando tenga que pagar mucho más por utilizar el transporte público, o cuando la basura se amontone frente a su puerta porque no hay dinero para pagar a los servicios de limpieza.
Esta gente vive en la ignorancia más absoluta, por lo que parece. Y luego a Chávez lo llaman populista (entre otras lindeces).
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