He vuelto.

viernes, enero 16, 2009

No puedo ponerme en tu lugar


No puedo ponerme en tu lugar, no puedo.

No puedo saber qué se siente

al tener como primer recuerdo un bombardeo.

No puedo saber lo que es despertar

pensando que, quizá, la luz que al amanecer

se filtra por las grietas sea la última.

Ni imagino qué puede ser ver la sonrisa

que un segundo antes brillaba

estallar atravesada por una bala.

No puedo saber lo que es ver blindados

en la calle donde nunca pudiste jugar

por miedo a ver otra vez blindados.

No conozco la impotencia de ver

a un padre impotente,

al otro lado del infierno bélico,

al borde de un ataque de ansiedad

por ver a su pequeña muriendo

de

puro

miedo
.

No puedo, desde mi cómoda silla occidental,

con calefacción, seguridad y luz eléctrica,

ni imaginarme lo que es desear que acabe todo

de una puta vez:

un proyectil,

un bulldozer,

un F-16,

una nuclear (como proclaman algunos)...

...o un chaleco bomba.

No hay futuro en tu tierra,

no hay futuro para ti. Ya no.

Ya es demasiado tarde,

ya has pagado por tu pecado:

nacer en Gaza.

Perdonadme, tú y todos los que como tú

enloquecen y mueren por vivir,

por ser un occidental que cerró los ojos

y miró hacia otra parte.

Ahora no puedo más que...
_______________________________________________
Imagen de aquí.
La historia de Christine, una más de Palestina.

2 comentarios:

Diang Lugo dijo...

Hola que tal...


Espero estés bien....


Este post al igual que todos los que he tenido la oportunidad de leer que guardan relación con la nefasta e interminable guerra, ha logrado conmoverme y tocar cada fibra de mi ser...


Pero tienes tanta razón al decir esas palabras, porque ni con todo el sentimiento que logre despertar la situación, con todas las imágenes que vemos y noticias que nos alertan, podremos verdaderamente ponernos en el lugar de esas personas, de quienes voven ese crudo infierno y lo han perdido todo...


Es lamentable que esta situación cada día se vuelva más conflictiva y difícil de llevar, pero aunque lo intentemos, no podemos saber a ciencias ciertas lo que cruza por la mente de esas personas, ese sufrimiento latente y ese temor de morir y lo que es peor, de vivir, de nacer en esa tierra olvidada por sus hermanos y destruída por ellos mismos. Israel ha actuado de una manera tan cruel, tan brutal contra ese país y lo más horrendo del caso es que los más inocentes son los que han resultado peor parados de esa situación...


Los niños, mujeres y padres de familia, esas pobres personas que solo piden piedad, que claman un alto al fuego son los únicos que de verdad saben la gravedad del asunto...

Y sólo nos queda elevar nuestras plegarias, despertar a la humanidad, contribuir con nuestro granito de arena para que ya y de una vez por toda, cese el fuego y tanta maldad...

vicente dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Ónix. La verdad, poco podemos hacer contra esto que no sea despertar consciencias sin perder nuestro precioso mundo de cristal (que por otra parte se desmorona a pasos agigantados).

Somos todos responsables de lo sucedido pero es más cómodo cerrar los ojos y apartar la cara, no sea que nos pase la metralla de refilón; lo mínimo es llorar por los que no eligieron su historia. Ahora parece que se retiran, ¿cuando volverán? ¿la semana que viene? ¿el mes que viene? ¿después de las elecciones?