He vuelto.

sábado, noviembre 22, 2008

La cena


Me dejo llevar por la corriente, flotando dentro de una pequeña caja de zapatos. La maraña eterna que es tu pelo, caótico y enredado, se derrama sobre mí atrapándome. Quedo enterrado bajo su peso. Me resisto. Forcejeo sabiendo que lo único que puedo conseguir es acabar como un simple adorno más en tu melena. Me deslizo lentamente como una gota de agua por entre los pocos mechones libres que te quedan, expandiéndome para envolverte. ¿Qué pensabas, que no sé jugar? La ropa va deslizándose atraída por la gravedad. Tu piel desnuda es un mapa muy fácil de leer con los dedos: necesidad, carencia, fuego secuestrado. Eres transparente a través los labios que, encendidos, intentan morderme: pretenden castigarme. Parece todo tan fácil, nos dejamos llevar por tus latidos, atándonos a través de palabras pronunciadas con contacto físico. Recorro el Valle de los Reyes coronado por tus pezones rosados extendidos hacia el cielo debido al arco que es ahora tu espalda. Te estremeces cuando los profano con mis afilados dientes.
Dejo atrás el ombligo, tan sensual a desde su contraluz como la mirada que se esconde tras tus párpados relajados. Con la lengua empiezo a abrir tu piel, como el bisturí que sin piedad continúa su lento avance, lento pero seguro, buscando revelar al mundo los secretos que se esconden tras los primeros velos. Tus entrañas no tienen secretos para mí aunque hasta hace cinco minutos ni te conocía, a tientas me sumerjo hasta tu corazón en pie de guerra, expectante. Pinceladas de saliva a interavalos irregulares: no es el contacto, sino la ausencia de él lo que incendia las fantasías. La incertidumbre como amante descarnada.
-¡Fóllame ya! -gritas, incapaz de controlar el orgasmo que se desencadena desde tu entrepierna.
Lucho contra los movimientos eléctricos de tu cadera, me alimento de ti hasta llevarte a la extenuación sin siquiera dejarte un segundo para recuperar el aliento, no es mi intención dejar que seas consciente de tu nuevo lugar en la cadena trófica. Aún no lo has entendido: yo soy un vampiro y tú mi cena.

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La imagen la he robado de aquí. Ahora soy bueno y pongo mis fuentes.

5 comentarios:

Isa dijo...

haaaalaaaaaaa! :D

(o-.O) dijo...

Así me gusta, que seas bueno,
muy sugerente y con buenas imágenes (literarias).

Igual te equivocas y eras esclavo de sus deseos.

Diang Lugo dijo...

ME GUSTÓ MUCHÍSMO... ADEMÁS QUE ESA MEZCLA ENTRE LO GÓTICO Y LO ERÓTICO ME FASCINA... Y COMPARTO LA OPINIÓN DE NUBES ROJAS, SIMPLEMENTE ERES EL OBJETO DEL DESEO DE ESA CHICA, LA CUAL CREES ES TU CENA... PERO ESTÁ BUENÍSIMO EL RELATO... BESOS...

vicente dijo...

Qué interesante, opinando y generando debate en torno al texto. Vuestra interpretación es válida, juego con el tema del cazador, la presa y la perspectiva; el deseo de ganar, de perder, de utilizar y ser utilizado...

Ahí está la gracia de las palabras. Un salu... ¡perdón!, un besico tierno más allá del bajo vientre (¿mejor Isa?)

Isa dijo...

Jajajaja! Mejor, sí, nos ha salido extremista aqui el escritor... O bien la frialdad absoluta o bien el más... cálido afecto.

Por cierto,ayer no tenía tiempo de comentar, pero... por si no quedó suficientemente claro con la interjección, me encanta, hasta ahora el mejor que has escrito. Da gusto ver como evoluciona y se pule tu estilo.

Ah, y totalmente de acuerdo con Nubes Rojas y Onix... aquí, la relación cazador presa... no está tan clara.

;)