He vuelto.

sábado, septiembre 20, 2008

Óxido y recuerdos


Nervios de hojas secas

vestidas con tinta china

-o birmana,

o hindú,

qué más da el origen. Globasclavización.-

parasitan mi cabeza,

sustituyen mis neuronas

y me dan la libertad para que

responda

a una simple pregunta:

"¿quién eres, V?"

(solo aceptan una respuesta,

democráticamente, eso sí,

como todo. Para qué negarlo.)

Es el progreso,

-el brillante progreso,

¡no hay cabida para la mediocridad, señora!-

el nuevo Dios

¿o es el viejo,

ese de metálicos ojos avariciosos,

estrenando su renovado disfraz

de papel moneda?

Me resisto a acercarme a la luz.

a abandonar las sombras

donde nada es lo que es,

donde un contraluz es un dragón,

un susurro una declaración de amor,

donde el eco de pisadas: un amigo

y no un competidor;

donde los nervios están vestidos

de humildad

y no de tinta sanguinal.

Se resquebraja el suelo.

Arde el velo.

Las máscaras caen, poco a poco.

¡Apaga la luz

de la Quinta Avenida!

No hay comentarios: