¡Vota!

Ya sé que la política es una mierda. Todos son iguales. Zapatero y Rajoy son las dos caras de una misma moneda y da igual votar, porque uno de los dos va a ganar. Además, ¿qué más da un voto más o un voto menos? Es mejor quedarse en casa durmiendo; porque total, eso de la política no mola, es cosa de viejos, corruptos o locos idealistas.

Por desgracia así piensa la mayoría de la gente. Creen que lo que hagan los políticos no les afecta en nada, que la economía es un coñazo, habla de cosas que no importan a nadie y explicado de tal forma que las mentes poco entrenadas en estos asuntos no puedan entenderlo, sin molestarse en hacer un pequeño esfuerzo para traducirlo. Y por eso ignoran estos temas.

Eso sí, absolutamente todo el mundo se queja de su bajo salario, de las colas en ambulatorios y hospitales, del precio de la vivienda y de los escandalosos beneficios de los bancos. Dicen que son todos unos corruptos. Quien lo dice no votó. Se abstuvo de elegir, implícitamente eligió ser borrego, dejarse llevar, perpetuar el sistema. Una abstención es un voto seguro a la mayoría, da igual el color del ganador. Un voto en blanco es un voto en contra de las minorías.

Y luego se quejan.

Hay que votar. Da igual la tendencia política de cada uno. Izquierdosa, derechosa, centrípeta o caracolina. Cada ciudadano que ignora el proceso, o vota en blanco, está apoyando con los ojos cerrados al sistema. Muchos de los desencantados están apoyando sin saberlo a esa panda de corruptos, ladrones y psicópatas que nos gobierna.

Hay que votar. Pero con responsabilidad. Es más conveniente votar a uno de esos partidos raros a los que no vota ni Dios porque eso resta poder a los dos principales grupos que están destrozando España (además de que dará una alegría enorme al partido desconocido X) que hacerlo en blanco, abstenerse, o elegir a uno de los dos grandes partidos, aunque sea escudándose en el estúpido concepto del "voto de castigo".

Además, no todos los políticos son iguales. Basta con abrir los ojos y estar un poco atento para ver quién está en política por dinero o quién está por convicciones. Es fácil.