He vuelto.

jueves, agosto 30, 2012

Tango

Veinticuatro de mayo. Acabo cantando un tango a tanto
del bedel que entre el estertores precoces esconde su
aliento abierto de par en par como sus tripas y la risa
invalida y archiva el terror que ostento en los dedos
con mi cuchillo de caza y raza es lo que esa carnaza
abraza para fingir sobrevivir a la situación de excepción
sin opción de acción u omisión para salir y vivir y
volver a reír porque sí, porque es mala suerte, ¡qué
mala muerte! Descuartizado por un perturbado enajenado
que sabe algo del bedel y es que él es del PP y como si es
del frente de enfrente, la ley es dura, pero es la ley, y si
abrazo con renuencia la violencia sin inocencia ni excelencia
es porque debe ocurrir, debe morir. Acallo la
casta a tajos y rajo su bajo vientre y con éste son veinte
y enciende la lámpara y dispara la cámara y salva su alma,
¡sálvala!,
que sirva de escarmiento, no miento, que su ejecución
sea el aterrador alimento del cupo de corruptos sin luto
ni susto en su avaricia y su estulticia y que han llevado
a tantos a la intermitencia de la indigencia en la existencia
sin resistencia de la querencia a la urgencia de la excedencia
a las puertas del supermercado (pero que nadie después se
haga el engañado que aquí todos hemos cobrado y tragado).

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