He vuelto.

domingo, diciembre 12, 2010

tacones

corro por el metro desnudo
camino disimulando
que las agujas siguen su cortejo

me mira una niña
-rubia, ojos azules-
sonríe:
cualquiera diría que todo está bien
pero no
las puertas me niegan el paso
y las voces que repiten
una y otra vez las paradas
violan mis oídos
como el martilleo de los tacones
y las ruedas de las maletas
cargadas con framentos de vidas
que a nadie importan

la lluvia está fuera
la humedad en los rostros sin rostro
que me miran sin ver

me giro y a lo lejos
la niña me sigue con la mirada
aún queda esperanza

5 comentarios:

Carmen Sereno dijo...

La tristeza de la soledad urbana.El yo que se hace cada vez más pequeño en medio de ese pathos llamado sociedad... pero tú lo has dicho: "Aún queda esperanza"

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Cristina dijo...

El vacio aveces, es solo vacio, porque nadie esta ahí para escucharlo... :)

vicente dijo...

Carmen:
Sí, siempre queda esperanza, de seguir, de avanzar, de regenerar, algo por lo que seguir la lucha constante que es el día a día.

Cristina:
Hasta que alguien lo escucha, y es dulcemente aterrador, ¿o debí decir terroríficamente dulce?