He vuelto.

martes, noviembre 23, 2010

sin ayuda

me acabo de dar cuenta que la esperanza
de conseguir algo de estabilidad
me produce demasiada alergia
y cuando veo que todo se puede ir a la mierda
vibro, sonrío y grito de felicidad
la sola idea de tener un fracaso me excita
porque mi vida es uno tras otro
y de tanto acabar en tierra empapado en mi vómito
me he acabado acostumbrando hasta amarlo
y sólo pudiendo reconocerme en el mismo fracaso
y que en el mismo descenso a los infiernos
es el único camino donde hallo paz
como cuando corrí por la montaña
bajo la intensa lluvia y no temí por mi vida
-era un crío inconsciente-
y con el pelo mojado, la ropa calada
me sentí libre por primera y última vez

por una parte me da igual, por otra es el pánico
representativo de la fragilidad que me gobierna
al saber que las cartas caen de su clepsidra
y no es mi mano la que tiene el poker
con tantos comodines como quiera llevar en su manga

en mis dedos sólo hay callos

y ella ya se casó, y no me invitó a la boda
pero es normal, si me viera no me reconocería
yo a mi princesa tampoco
no sé de qué me sorprendo, nunca la reconocí
entró en mi vida y salió cuando quiso
y yo cada día cambio convirtiéndome en mi opuesto
desvirtuándome sin piedad
nunca me atreví a rajarme la cara con las uñas
pero mi alma ya está hecha jirones
reconozco que me daba un placer morboso
y lo sigue haciendo
es mi absurda adicción a autofagocitarme
que seguirá hasta que no me destruya
pero estoy hecho de cuero
demasiado resistente para poder matarme
a mí mismo sin necesitar ayuda ajena

4 comentarios:

Carmen Sereno dijo...

No te desvirtúa el no haberte atrevido a rajarte la cara con las uñas. Lo grave sería haberlo hecho sin tener luego el coraje suficiente para limpiarte las heridas y dejar que cicatricen solas. Con el tiempo. El amado-odiado tiempo que construye y deconstruye como le place. Desengáñate: tus contradicciones te magnifican. Son una señal inequívoca de que estás vivo. Búscate. Rebúscate. Pero jamás te abandones...

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...

El fracaso nos tiene muy suyos.

vicente dijo...

@Carmen: Sí, vivo, pero me tengo que cortar las uñas para acabar con la tentación de rajarme pero, claro, son uñas, lo máximo que podría hacer es algo de sangre yacente sobre una piel blancucha. Y no, no me abandono, camino sobre el limbo donde la paz se halla en la simple respiración.

@La chica... (siempre me dio pereza tu nick)
Nosotros somos el fracaso. Suyo es nuestro. Y a nadie le importa.

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...

Llámame Patricia que es más fácil. O Fracaso 3.