He vuelto.

miércoles, octubre 29, 2008

Hoy empieza todo


Bukowski es un hijo de puta. Un hijo de puta que me habla, mañana sí mañana no, desde un pequeño espacio de Radio 3. "¿Crees en todo eso de la magia, los espíritus, el esoterismo?" me preguntaron. "Claro. Los muertos me hablan." Contesté. Mi interlocutora me miró raro, tan acostumbrada como estaba a un escepticismo tan políticamente correcto. Los muertos me hablan, siempre. Basta con saber escuchar. Y desde la radio uno de ellos, Charles Bukowski, está susurrándome a través de una voz ajena.

Si vas a intentarlo, ve hasta el final. De lo contrario no empieces siquiera. Tal vez suponga perder novias, esposas, familia, trabajo, quizá la cabeza. Tal vez suponga no comer durante tres o cuatro días. Tal vez suponga helarte en el banco de un parque. Tal vez suponga la cárcel. Tal vez suponga humillación. Tal vez suponga desdén, aislamiento. El aislamiento es el premio, todo lo demás es para poner a prueba tu resistencia, tus auténticas ganas de hacerlo. Y lo harás, a pesar del rechazo y de las ínfimas probabilidades. Y será mejor que cualquier cosa que pudieras imaginar. Si vas a intentarlo, ve hasta el final. No existe una sensación igual. Estarás solo con los dioses, y las noches arderán en llamas. Llevarás las riendas de la vida hasta la risa perfecta. Es por lo único que vale la pena luchar.


Apenas supone un arañazo del programa, quizá puesto ahí para rellenar, porque la directora (creo que es una mujer) va de gafapasta por la vida y piensa que ser beat está de moda. "Aislamiento". Sí, Charles, tienes razón.

Aparco, bajo del coche y el frío y la lluvia me abofetean. Me gusta este disfraz de cómodo burguesito, de estudiante-me-faltan-pocos-créditos en-nada-acabo. No soy muy adaptable a los cambios, por eso siempre he intentado no apegarme a nada. Recuerdo la última vez que lo hice, y todavía me duelen las heridas, la piel en carne viva después de que, por causas idiotas de algo que escapó a mi control (¿desde cuando nosotros, tristes humanos que sobrevivimos en la contaminación, tenemos el control de algo que no sean nuestros esfínteres?), me fuera arrancado. Camino por la calle, me escabullo por entre los paraguas de la gente mientras el agua me empapa. Me encanta sentirla sobre mi piel. Despacio cruzo los pasos de peatones, saboreándola. No dejo de repetirme una de las frases que no quiere soltar lastre y liberar mi cerebro. "El aislamiento es el premio, todo lo demás es para poner a prueba tu resistencia, tus auténticas ganas de hacerlo". Me interesa. Llego hasta la puerta, aprieto el botón que me permitirá entrar en el aula, a continuar con mi formación para ser uno de tantos, acompañado por tantos. Estoy calado, además de por el agua. Me pongo la máscara de atento estudiante, ávido oyente, más o menos simpático (nunca lo he sido, es el papel que más pereza me da interpretar. Como si me interesara algo de lo que dicen, o la vida de los demás per se). No es hipocresía, es pura supervivencia. Que empiece el espectáculo.

Todavía no llevo las riendas de la vida hasta la risa perfecta. Todavía.
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PD: Por cierto, ¿quién soy yo para nombrar a Bukowski?

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