He vuelto.

martes, octubre 03, 2006

unas decimillas de fiebre

Me encanta este estado alterado de conciencia provocado por la fiebre. Se trata de una cortesía de mi hermano, que me lo ha pegado en Italia, bueno, eso espero, porque si no puede que acabe degenerando en gripe, lo cual, sinceramente, no me hace mucha ilusión.

Mi cerebro se hincha, mi cráneo se encoge, y me doy cuenta que todo lo que hay dentro no es más que una ilusión y un engaño. La luz se mezcla con la oscuridad en un siniestro baile, la sangre, que ya no circula por sus vías, campa a sus anchas en el macabro mundo de las ilusiones prefiguradas.

Mientras, Manu Chao me dice que le estoy dando mala vida. ¿Mala vida? ¿Acaso hay algo más hermoso que la mala, la peor vida que se pueda padecer? Todo es mentira, la mentira es mentira y la verdad es mentira, y estaría encantado de matarte con mis propias manos, Verdad.

Y la música sigue sonando, rebotando en las paredes que esconden lo poquísimo que yo soy. ¿Quién le dirá a la vida que se pare, que necesito descansar? ¿Quién le dirá al tiempo que se tome unas vacaciones, que quiero disfrutar de esta sensación?

Si el cielo es azul, ¿por qué no puedo ser yo rojo? Viva la fiebre, viva la vida.

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